LA IMPERMANENCIA Y LOS CICLOS DE LA VIDA
Hay fases de éxito en que las cosas vienen a ti y se desarrollan, y
fases de fracaso en que las cosas se marchitan, se desintegran y
tienes que dejarlas ir para que puedan surgir otras nuevas, o para que
se produzca la transformación.
Si, llegado a ese punto, te apegas y te resistes, te estás negando a
seguir el flujo de la vida, y eso te hará sufrir. La disolución es
necesaria para que se produzca un nuevo crecimiento. Ambos aspectos no
pueden existir separadamente.
La fase descendente del ciclo es absolutamente esencial para la
realización espiritual. Debes de haber fracasado rotundamente a algún
nivel, o haber experimentado una pérdida seria o un dolor, para
sentirte atraído por la dimensión espiritual. O quizá el éxito mismo
haya perdido significado, quedándose vacío y convirtiéndose en
fracaso.
El fracaso reside oculto en cada éxito, y el éxito en cada fracaso. En
este mundo, es decir, en el nivel de las formas, todos "fracasamos"
antes o después, y todas las realizaciones acaban convirtiéndose en
nada. Todas las formas son impermanentes.
Puedes mantenerte activo y disfrutar manifestando y creando nuevas
formas y circunstancias, pero ya no te identificarás con ellas. No las
necesitas para tener una identidad. Ellas no son tu vida; sólo son tu
situación de vida.
El ciclo tiene una duración variable que va de unas pocas horas a
varios años. Hay ciclos largos y ciclos breves dentro de los ciclos
largos. Muchas enfermedades se generan por luchar contra las fases de
baja energía, que son vitales para la regeneración. La acción
compulsiva y la tendencia a extraer la propia autoestima y la
identidad de factores externos, como el éxito, es una ilusión
inevitable mientras te identifiques con la mente.
Esto hace que no puedas aceptar las fases bajas del ciclo, que no las
dejes ser. Finalmente, la inteligencia del organismo puede adueñarse
de la situación como medida de autoprotección y provocar una
enfermedad que te obligue a detenerte para que pueda tener lugar la
necesaria regeneración.
En cuanto la mente juzga que un estado o situación es "bueno", le toma
apego y se identifica con él, tanto si se trata de una relación como
de una posesión, un papel social, un lugar o tu cuerpo físico. La
identificación te hace feliz, hace que te sientas bien contigo mismo,
y ese estado o situación puede llegar a convertirse en parte de quien
eres o de quien crees ser.
Pero nada es duradero en esta dimensión donde la polilla y el orín
consumen. La situación acaba, o cambia, o puede producirse un cambio
de polaridad: lo que ayer o el año pasado era bueno, súbita o
gradualmente se vuelve malo. La misma situación que antes te hacía
feliz, ahora te hace desgraciado. La prosperidad de hoy se convierte
en el consumismo vacío de mañana. La boda feliz y la luna de miel se
convierten en un doloroso divorcio o en una convivencia infeliz.
O también puede ocurrir que desaparezca una situación y su ausencia te
haga infeliz. Cuando el estado o situación con el que la mente se ha
identificado cambia o desaparece, ésta no puede aceptarlo. Se apegará
al estado que ha desaparecido y se resistirá al cambio. Es casi como
si nos cortaran un miembro del cuerpo.
Esto significa que tu felicidad y tu infelicidad son, de hecho, la
misma cosa. Sólo las separa la ilusión del tiempo.
NO OFRECER RESISTENCIA A LA VIDA es estar en un estado de gracia,
tranquilidad y ligereza, un estado que no depende de que las cosas
sean de cierta manera, buenas o malas.
Parece paradójico y, sin embargo, cuando desaparece la dependencia
interna de la forma, la situación general de tu vida, lo que tiene
relación con las formas externas, parece mejorar enormemente. Las
cosas, las personas o las situaciones que creías necesitar para ser
feliz ahora llegan a ti sin esfuerzo ni lucha por tu parte, y eres
libre de disfrutarlas y apreciarlas mientras duren.
Todas esas cosas, evidentemente, seguirán teniendo un final, los
ciclos irán y vendrán, pero cuando desaparece la dependencia,
desaparece también el miedo a la pérdida. La vida fluye con
tranquilidad.
La felicidad derivada de una fuente secundaria nunca es muy profunda.
Sólo es un pálido reflejo de la alegría de Ser, de la vibrante paz que
encuentras en tu interior cuando entras en el estado de
no-resistencia. El Ser te lleva más allá de los opuestos polares de la
mente y te libera de la dependencia de la forma. Aunque todo colapsara
y se derrumbara a tu alrededor, en lo profundo de tu núcleo interno
seguirías sintiéndote en paz. Puede que no te sintieras feliz, pero al
menos estarías en paz
USO Y RENUNCIA DE LA NEGATIVIDAD
Toda resistencia interna se experimenta como negatividad de uno u otro
tipo. Toda negatividad es resistencia. En este contexto, ambas
palabras son casi sinónimas.
La negatividad va desde la irritación o la impaciencia hasta la ira
encendida, desde el estado de depresión anímica o resentimiento hasta
la desesperación suicida. A veces la resistencia activa el
cuerpo-dolor emocional y, en tal caso, cualquier roce sin importancia
puede producir una intensa negatividad en forma de ira, depresión o
una pena muy honda.
El ego cree que puede manipular la realidad mediante la negatividad y
conseguir lo que quiere. Cree que la negatividad le permite atraer un
estado agradable o disolver un estado desagradable.
Si "tú" -la mente- no creyeras que la negatividad funciona, ¿para qué
habrías de crearla? La cuestión es que, de hecho, la negatividad no
funciona. En lugar de atraer un estado deseable, más bien le impide
emerger. En lugar de disolver un estado indeseable, lo mantiene en su
lugar. La única "utilidad" de la negatividad es fortalecer el ego, y
por eso al ego le encanta.
Cuando estás identificado con una emoción negativa no quieres
soltarla, y en algún profundo nivel inconsciente no deseas un cambio
para mejor porque pondría en peligro tu identidad de persona
deprimida, enfadada o maltratada. Entonces ignorarás, negarás o
sabotearás lo positivo de tu vida. Éste es un fenómeno bastante común.
Y una locura.
OBSERVA CUALQUIER PLANTA O ANIMAL Y PERMITE QUE TE ENSEÑE A ACEPTAR LO
QUE ES, a rendirte al ahora.
Deja que te enseñe a Ser. Deja que te enseñe integridad, qué significa
ser uno mismo, ser real. Deja que te enseñe a vivir y a morir, y a no
hacer un problema de la vida y de la muerte.
Las emociones negativas recurrentes contienen a veces un mensaje, como
también lo contienen las enfermedades. Pero cualquier cambio que
introduzcas, tanto si tiene que ver con tu trabajo como si afecta a
tus relaciones o a tu entorno, será superficial a menos que surja de
un cambio en tu nivel de conciencia. Y en cuanto a eso sólo puedo
aconsejarte una cosa: mantente más presente. Cuando hayas alcanzado
cierto grado de presencia, ya no necesitarás que la negatividad te
indique qué necesita tu situación de vida.
Pero mientras la negatividad esté ahí, úsala. Úsala como recordatorio
de que has de estar más presente.
Cuando sientas surgir la negatividad en tu interior, tanto si está
causada por algo externo como si está provocada por un pensamiento o
por nada concreto de lo que seas consciente, considérala una voz que
te dice: "Atención. Aquí y Ahora. Despierta. Sal de tu mente. Mantente
presente".
Hasta la más leve irritación es significativa y tiene que ser
reconocida y registrada para que no haya una acumulación de reacciones
no observadas.
Es posible que al darte cuenta de que no quieres tener ese campo
energético negativo en tu interior, de que no tiene ningún propósito,
simplemente renuncies a él. Pero, si es así, asegúrate de soltarlo
completamente. Si no puedes hacerlo, acepta que está ahí y lleva tu
atención a la sensación.
COMO ALTERNATIVA, PUEDES HACER DESAPARECER LA EMOCIÓN NEGATIVA
imaginándote que te has vuelto transparente a la causa externa de esa
reacción.
Te recomiendo que al principio lo practiques con cosas pequeñas,
incluso triviales. Digamos que estás tranquilamente sentado en tu
casa. De repente oyes el sonido penetrante de una alarma de automóvil
que suena en la calle. Surge la irritación. ¿Qué propósito tiene esa
irritación? Ninguno en absoluto. ¿Por qué la has creado? No la has
creado, la ha creado tu mente. Ha sido una reacción totalmente
automática, totalmente inconsciente.
¿Por qué la ha creado la mente? Porque cree inconscientemente que esa
resistencia, que tú experimentas como negatividad o infelicidad,
disolverá en cierto modo la situación indeseable. Esto, evidentemente,
es una ilusión. La resistencia creada por la reacción -la irritación o
el enfado, en este caso- es mucho más molesta que la causa original
que está tratando de disolver.
Todo esto puede transformarse en una práctica espiritual.
SIÉNTETE COMO SI TE ESTUVIESES VOLVIENDO TRANSPARENTE, por así
decirlo; como si no tuvieras la solidez de un cuerpo material. Ahora
permite que el ruido, o cualquiera que sea la causa de la reacción
negativa, te atraviese. Ya no golpea con una "pared" sólida en tu
interior.
Como he dicho, al principio es mejor practicar con cosas pequeñas: la
alarma del coche, el ladrido del perro, los gritos de los niños, el
atasco de tráfico. En lugar de tener un muro de resistencia dentro de
ti, golpeado constantemente por cosas "que no deberían estar
ocurriendo", deja que todo te atraviese.
Imagina que alguien te dice algo grosero o con intención de
molestarte. En lugar de caer en la reacción inconsciente y en la
negatividad, en lugar de atacar, ponerte a la defensiva o retirarte,
deja que las palabras te atraviesen limpiamente. No ofrezcas
resistencia. Es como si ya no hubiera nadie que pudiera sentirse
herido. Eso es perdón. Así es como te vuelves invulnerable.
Puedes seguir diciendo a esa persona que su conducta es inaceptable,
si eso es lo que eliges. Pero esa persona ya no tiene el poder de
controlar tu estado interno. Entonces eres dueño de ti mismo, no estás
bajo el poder de otra persona, y tampoco te dejas controlar por tu
mente. Tanto si se trata de una alarma de automóvil, de una persona
grosera, de una inundación, un terremoto o de la pérdida de todas tus
posesiones, el mecanismo de resistencia es el mismo.
Sigues buscando fuera y no puedes dejar de buscar. Quizás el próximo
curso tengas la respuesta; quizás esa nueva técnica. A ti,
personalmente, te digo:
NO BUSQUES LA PAZ. No busques ningún estado diferente del que tienes;
así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes.
Perdónate por no estar en paz. En el momento en que aceptas
completamente tu falta de paz, la no-paz se transforma en paz.
Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, al estado de
paz. Éste es el milagro de la rendición.
Cuando aceptas lo que es, cada momento es el mejor. Eso es iluminación.
Libro: "El poder del Ahora" - Eckhart Tolle