Nos nutrimos de energía, no sólo de la contenida en los nutrientes conocidos. Nos nutren la tierra y el sol, el agua y el aire. En asuntos de dieta no sólo importan las recetas o los textos, también hay contextos que establecen cuánta energía ahorramos o consumimos, qué alimentos encienden programas de desgaste y envejecimiento y qué formas de preparación y combinaciones pueden tener un efecto regenerativo. Cargamos o descargamos también nuestras baterías orgánicas a partir de emociones, ideas, sentimientos y relaciones.
Jorge Carbajal Posada
Por qué comer luz es importante
Como bien te puedes imaginar, la mayoría de productos supuestamente comestibles que los supermercados venden carecen de luz. Más que preocupante es liberador: ya no es necesario que te pierdas por sus pasillos buscando productos inservibles ni que gastes tu dinero en ellos.
¿De qué se trata esto?
Sabemos que somos energía. La vemos y sentimos a diario pero puede manifestarse de múltiples formas. Una de ellas es la luz.
La luz es fundamental para la vida. Alimenta nuestro planeta y los seres que en él habitamos. Sin luz, no hay vida.
Las plantas son los únicos organismos capaces de absorber la luz del sol y transformarla en su propio alimento. La famosa fotosíntesis que estudiábamos en el colegio.
Sin plantas la vida en la Tierra tampoco sería posible. Y las plantas son a su vez la base de nuestra alimentación. Hasta aquí todo normal.
El valor nutricional de los alimentos se mide hoy en día en base a su aporte energético medido en las calorías que nos proporcionan los macronutrientes (proteína, hidrato de carbono, grasa) y las vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas que aportan los micronutrientes. Pero poco o nada se habla de la cantidad de luz que los alimentos son capaces de almacenar en forma de frecuencia electromagnética.
Se ha demostrado que la plantas almacenan luz en su ADN en forma de partículas lumínicas llamadas biofotones (en internet puedes consultar los diversos trabajos del doctor alemán Dr. Fritz-Albert
La luz regula la función celular pero también otros importantes procesos vitales. Los biofotones tienen un papel crucial ya que son transmisores de importante información biológica y nutricional necesaria en diversos procesos vitales de nuestro organismo.
Cualquier ser vivo emite biofotones. Cuanto más elevado es el nivel de energía que emite una célula, mayor es su vitalidad y su capacidad de transmitir energía solar en nuestro organismo.
Por esta razón se afirma que cuanta más luz sea capaz de almacenar un alimento, mayor será su calidad y su aporte nutricional.
Hoy en día existen herramientas para medir la cantidad de luz que almacenan los alimentos. Cuanto más alta sea la frecuencia vibratoria que emiten, más saludable y recomendable será.
La medición de la frecuencia vibratoria de nuestro propio cuerpo nos indica nuestro estado de salud. En una persona enferma es notablemente más baja que en una sana.
¿Cómo se come más luz?
Comer más luz consiste sencillamente en comer más frutas y más verduras, crudas, frescas, silvestres y/o orgánicas ya que son los alimentos más ricos en biofotones y por tanto se consideran alimentos con luz.
Al asimilar los vegetales que ingerimos crudos la luz vital de sol almacenada en la planta es asimilada a su vez por nuestro propio organismo.
Cuanto más nos alejamos de ese patrón, menos luz ingerimos. Y cuanta más energía solar somos capaces de asimilar y almacenar, mayor es nuestra capacidad de sanar y de mantener una salud óptima.
De mayor a menor contenido en biofotones tenemos:
Flores
Frutas
Frutos secos y semillas
Hojas verdes
Raíces, bulbos y tubérculos
Cereales y legumbres
Leche y productos lácteos
Carnes y pescados
Esta es una de las razones por las que se recomienda privilegiar el consumo de frutas y verduras frescas, silvestres y orgánicas siempre que sea posible.
Como bien te puedes imaginar, la mayoría de productos supuestamente comestibles que los supermercados venden carecen de luz. Más que preocupante es liberador: ya no es necesario que te pierdas por sus pasillos buscando productos inservibles ni que gastes tu dinero en ellos.
Fuente: Rewilding drum
Como bien te puedes imaginar, la mayoría de productos supuestamente comestibles que los supermercados venden carecen de luz. Más que preocupante es liberador: ya no es necesario que te pierdas por sus pasillos buscando productos inservibles ni que gastes tu dinero en ellos.
¿De qué se trata esto?
Sabemos que somos energía. La vemos y sentimos a diario pero puede manifestarse de múltiples formas. Una de ellas es la luz.
La luz es fundamental para la vida. Alimenta nuestro planeta y los seres que en él habitamos. Sin luz, no hay vida.
Las plantas son los únicos organismos capaces de absorber la luz del sol y transformarla en su propio alimento. La famosa fotosíntesis que estudiábamos en el colegio.
Sin plantas la vida en la Tierra tampoco sería posible. Y las plantas son a su vez la base de nuestra alimentación. Hasta aquí todo normal.
El valor nutricional de los alimentos se mide hoy en día en base a su aporte energético medido en las calorías que nos proporcionan los macronutrientes (proteína, hidrato de carbono, grasa) y las vitaminas, minerales, oligoelementos y enzimas que aportan los micronutrientes. Pero poco o nada se habla de la cantidad de luz que los alimentos son capaces de almacenar en forma de frecuencia electromagnética.
Se ha demostrado que la plantas almacenan luz en su ADN en forma de partículas lumínicas llamadas biofotones (en internet puedes consultar los diversos trabajos del doctor alemán Dr. Fritz-Albert
La luz regula la función celular pero también otros importantes procesos vitales. Los biofotones tienen un papel crucial ya que son transmisores de importante información biológica y nutricional necesaria en diversos procesos vitales de nuestro organismo.
Cualquier ser vivo emite biofotones. Cuanto más elevado es el nivel de energía que emite una célula, mayor es su vitalidad y su capacidad de transmitir energía solar en nuestro organismo.
Por esta razón se afirma que cuanta más luz sea capaz de almacenar un alimento, mayor será su calidad y su aporte nutricional.
Hoy en día existen herramientas para medir la cantidad de luz que almacenan los alimentos. Cuanto más alta sea la frecuencia vibratoria que emiten, más saludable y recomendable será.
La medición de la frecuencia vibratoria de nuestro propio cuerpo nos indica nuestro estado de salud. En una persona enferma es notablemente más baja que en una sana.
¿Cómo se come más luz?
Comer más luz consiste sencillamente en comer más frutas y más verduras, crudas, frescas, silvestres y/o orgánicas ya que son los alimentos más ricos en biofotones y por tanto se consideran alimentos con luz.
Al asimilar los vegetales que ingerimos crudos la luz vital de sol almacenada en la planta es asimilada a su vez por nuestro propio organismo.
Cuanto más nos alejamos de ese patrón, menos luz ingerimos. Y cuanta más energía solar somos capaces de asimilar y almacenar, mayor es nuestra capacidad de sanar y de mantener una salud óptima.
De mayor a menor contenido en biofotones tenemos:
Flores
Frutas
Frutos secos y semillas
Hojas verdes
Raíces, bulbos y tubérculos
Cereales y legumbres
Leche y productos lácteos
Carnes y pescados
Esta es una de las razones por las que se recomienda privilegiar el consumo de frutas y verduras frescas, silvestres y orgánicas siempre que sea posible.
Como bien te puedes imaginar, la mayoría de productos supuestamente comestibles que los supermercados venden carecen de luz. Más que preocupante es liberador: ya no es necesario que te pierdas por sus pasillos buscando productos inservibles ni que gastes tu dinero en ellos.
Fuente: Rewilding drum
No hay comentarios:
Publicar un comentario