martes, 27 de octubre de 2020

Abismo de contradicciones en el Yoga de hoy en día



Por Ramiro Calle.- Resulta que el yoga representa y facilita el desapego , y muchos se sirven del mismo para apegarse, envanecerse, afirmar el ego, competir y rendir culto al cuerpo. Sucede que el yoga se manifestó como una vía de autodesarrollo espiritual y evolución de la consciencia y muchos lo convierten en un simple ejercicio para adelgazar, desarrollar la musculatura o poder epatar a los demás con su flexibilidad y capacidad contorsionista. Sobrevino el yoga para mentalidades independientes y librepensadoras, más allá de etiquetas, rótulos, ensasillamientos o instituciones pretrificacadas, reglamentos y regulaciones asfixiantes, y he aquí que un puñado de desaprensivos (y que siguen sus propios intereses egoístas y personalistas) se erigen en pontifices y dictan lo que hay que hacer o no hacer, tratan de encapsularlo y «reglarlo». Nos es dado el yoga no para acumular títulos ni diplomas o certificados, sino para abrirnos una senda directa hacia la Sabiduría, y sin embargo se ha creado la ficticia necesidad de que hay que tener un título o certificación, lo que es una argucia más de esta babélica sociedad atrozmente consumista. Nadie medianamente sensato se puede imaginar que Buda, Jesús, Tilopa, Lao-tsé, Mahavira, Shankaracharya, Goratnath, Matyendrananath, Ramakrishna o Ramana neccesitaran un título o certificado, pues nada garantiza que eso convierta a un profesor en sabio, humilde, humano, diestro en la enseñanza y con reales conocimientos.

Nació el yoga al márgen de las instituciones, los reglamentos, las organizaciones espirituales, y ahora los hay que quieren institucionalizarlo y así robarle su verdadera esencia y espíritu. Se nos entregó el yoga para tranquilizarnos, sedar el sistema nervioso, pacificar las emociones, esclarecer la mente y poder conectar con lo que está más allá del cuerpo, y muchos han inventado «yogas» para agitar, competir, exhibir la elasticidad, sudar a chorros, estresarse, robustecer el ego y dar la espalda a la genuina Enseñanza. No está de más puntalizar de nuevo qué no es yoga y qué es yoga. A todos nos puede servir de inspirador recordatorio.

El yoga no es dogma, religión, secta culto, hinduismo, gimnasia, deporte, politquería, contorsionismo, afirmación narcisista, aferramiento a ideas, pseudomística, vestimentas anaranjadas, recitación vacía de mantras o distanciamiento egóico de los demás por considerarles espiritualmente menos desarrollados.

El yoga es una senda espiritual y de evolución de la consciencia, con métodos específicos para ello; la primera psicología del mundo y el precursor de la ciencia psicosomática; en el yoga hay mística, filosofía, metafísica, medicina natural, pero es sobre todo métodos que cada uno debe experimentar por sí mismo, pues no se mueve por creencias sino por experiencias; es una actitud vital o técnica de vida, que combina el cultivo de la lucidez y el de la compasión. Trata de ofrecernos instrucciones y procedimientos para realmente humanizarnos.

Si alguien tiene tendencia a simplificar el yoga hasta lo casi caricaturesco o incluso esperpéntico, que le eche un vistazo a la obra «Yoga, inmortalidad y libertad» de Mircea Eliade para que constate hasta qué punto esta milenia disciplina llega a ser inabordable y se convirtió en el eje espiritual no solo de la India sino de todo Oriente y parte de las enseñanzas místicas de Occidente. Entonces uno tiene que humildarse, pues como señalo en mi novela EL FAQUIR, somos aprendices y el deber de todo aprendiz es seguir aprendiendo.
Fuente: Mindalia.com

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